El grito de Arzuaga a sus compañeros en 2004: "Celebren ya, que vamos a ser campeones"
El 'Toro de Becerril' recordó la conquista de la quinta estrella con Junior, hace exactamente 20 años, este jueves.
Martín Arzuaga recuerda que antes de patear el último penalti en aquella final de Junior contra Atlético Nacional, el 19 de diciembre de 2004, en Medellín, se dio vuelta hacia sus compañeros que estaban arrodillados en el centro de la cancha y les dijo: “Celebren ya, que vamos a ser campeones”. Estos lo putearon y le dijeron que se pusiera serio.
Segundos antes se le había acercado a él Oswaldo Mackenzie, quien venía de cobrar para Nacional y le pidió que botara el penalti. “¿Botarlo? Va es pa’ adentro”, fue su contundente respuesta.
Mientras acomodaba la pelota, el árbitro Óscar Julián Ruiz también le susurró al oído: “Martín, acabe ya con esto”.
El 'Toro de Becerril’ quería cobrar de primero, pero el ‘Zurdo’ López, técnico del Junior, no lo dejó. Prefirió que el argentino Omar Pérez, por su experiencia, abriera la tanda. A pesar de que no era un cobrador eximio, Martín estaba lleno de confianza, porque había marcado gol durante el partido.
Quedó en ser el cuarto en patear, pero Walter Ribonetto, quien ingresó en el segundo tiempo por Daniel Machacón y marcó el gol que forzó la definición desde el punto penal, pidió que le cediera ese cobro.
Antes de Ribonetto cobraron de manera impecable Omar Pérez, Émerson Acuña, Francisco Alvear y, cuando por fin le llegó el turno a Arzuaga, lo que se le ocurrió fue cantar el vallenato ‘Matilde Lina’, de Leandro Díaz, para darse más ánimo del que ya tenía encima.
Al frente suyo estaba Milton Patiño, quien un año antes había sido compañero suyo en el Junior que quedó subcampeón con Dragan Miranovic.
Martín no niega que este era uno de los miedos que tenía, pero también siempre tuvo claro dónde le iba a patear al portero verdolaga.
El zapatazo del ‘Toro’ fue arriba, inalcanzable para Patiño, que ni siquiera hizo el intento de tirarse. Silencio total en el Atanasio Girardot, por segunda vez por cuenta de Arzuaga, que ya lo había enmudecido cuando marcó el descuento de Junior sobre el final del primer tiempo.
El episodio de las camisetas amarillas
Martín fue uno de los pocos jugadores de Junior que pudo lucir su número habitual -24-, luego de ser obligados a jugar con camisetas de entrenamiento de color amarillo, que ni siquiera estaban completas.
Varias de estas prendas, que usaron en el último entrenamiento, habían sido regaladas a aficionados, que tuvieron que devolverlas horas previas al inicio del partido por pedido de los jugadores.
Arzuaga no fue inicialista en el primer partido que Junior ganó 3-0 (por él jugó Orlando Ballesteros), con goles de Leonardo Rojano, Hayder Palacio y Roberto Peñaloza. Entró en el segundo tiempo por el ‘Piojo’ Acuña, pero en el de vuelta sí estuvo desde el comienzo. Esa vez el que no jugó fue Ballesteros.
“Ese título impactó mucho porque Junior tenía 9 años que no era campeón y lo fue con un equipo que tenía corazón, garra y, ante todo, sentido de pertenencia porque eran jugadores hechos en la casa y con poca experiencia, pero que tenían unos huevos bastante bien puestos”, señala Arzuaga.
El exdelantero tiburón recuerda el nerviosismo que tenía en las horas previas el técnico ‘Zurdo’ López de pensar que sus jugadores sucumbieran ante las estrategias extrafutbolísticas.
“Temía que nos mandaran muchachas y pudiéramos pecar, pero estuvo muy atento y apartó un piso del hotel solo para los jugadores con el fin de tenerlos controlados”.
Arzuaga admite que todo el ambiente hostil con el cual se encontró Junior en el estadio afectó al equipo, a lo que después se sumó la negativa para jugar con el segundo uniforme, de color blanco porque, según les informaron, se confundía con el de Nacional.
“Eso nos desenfocó. Nos trajeron unas camisetas del Medellín, pero no las aceptamos porque la publicidad era Pilsen y la de nosotros era Coolechera. Hubo la posibilidad de jugar con la camiseta conmemorativa de campeón, pero el ‘Zurdo’ se opuso. ‘Si no somos campeones nos matan en Barranquilla’”, recordó el cesarense entre risas.
Veinte años después, el ‘Toro de Becerril’ reconoce que el 3-0 con el que Junior le ganó a Nacional en la ida, dándole un repaso futbolístico, les generó exceso de confianza. Se creyeron campeones sin haber jugado el partido de vuelta.
“Nosotros entramos con mucha desatención, creíamos que íbamos a manejar el ritmo del partido y nunca fue así. Ellos jugaron con mucha intensidad, había como 16 recogebolas. Todo estaba planificado, nos cogieron por sorpresa y nos llevaron a un partido bastante intenso. Al final Junior pudo sacar un empate (en la serie) con sabor a victoria, que nos dio un envión anímico para la ejecución desde el punto penal”.
Macnelly Torres cambió el partido
Hay un instante que Arzuaga precisa que cambió el partido cuando iba 5-1 a favor de Nacional y fue la entrada de Macnelly Torres por Hayder Palacio.
“Desde el minuto 27 comenzamos a manejar el partido. Entró Macnelly y comenzamos a tener más la pelota, a ser más profundos y a rematar más. Después nos encontramos con ese gol (de Ribonetto) y les dije a los muchachos que podíamos ir por más, pero el partido ya estaba liquidado y quizás a ellos no les servía ir por el resultado porque podía venir una contra de nosotros, que terminamos anímicamente mejor”.
Cuando se paró frente a la pelota para el último cobro del Junior, Martín era consciente de que iba a ir al cielo o al infierno. Afortunadamente para él convirtió y quedó para siempre en la historia del conjunto tiburón.
“Desde el inicio yo dije que quería cobrar, aunque yo no era pateador de penales. Me enfrenté a un arquero bastante recursivo, muy potente, que jugaba con el pateador y lo llevaba a donde él quería. Fui enfocado, con mucha confianza, con la alegría que siempre me caracterizó. Se la puse a donde ni las tarántulas llegan”.
Para conmemorar los 20 años de ese título de Junior, Martín Arzuaga tenía planeado realizar un partido con varios de los protagonistas de esa final contra Nacional. Ya tenía confirmados a Ribonetto, Omar Pérez, Jorge Rojas y Milton Patiño, entre otros, pero dice que terceras personas se ofrecieron a organizarlo y al final salieron con nada.
“No hicieron no dejaron hacer. Por eso desistí de organizar ese partido que hago todos los años con fines benéficos”.